Equipo H

Hoy quiero compartir con vosotros el vídeo con el que me gusta abrir todos los cursos de formación, en los que me encuentro con personas que pretenden trabajar con personas.

Este es de Tedx Valladolid del 2015, son unos minutos que merecen la pena, no para escucharlo sin más, sino para dejarte impregnar de su idea y llevarla a cabo en la medida que tú puedas.
El médico Gabriel Heras,nos habla de su lugar de trabajo, la UCI, que lo han transformado en la HUCI con H de humanidad, porque los cuidados médicos deben ir siempre acompañados de un trato humano, que no se debe presuponer, sino que debe ser llevado a cabo de manera manifiesta e individualizada.

También debe ser individualizada nuestra propia H, ya que sino tenemos poder para cambiar el método de trabajo del lugar donde estamos, siempre tenemos la posibilidad de cambiarnos a nosotros mismos.

Estoy muy orgullosa de mi «equipo H» que cada uno a su manera, sacando la mejor versión de sí mismo, está aportando en su día a día su lado más Humano.

 El poder de la H, tan silenciosa y tan importante, que se realiza en silencio por personas que no buscan mayor recompensa que mejorar la calidad del momento de quién tienen sufriendo ante ellos.

Y… ¿Tú tienes H?

Yo hoy me voy a permitir visibilizar la que yo trato de cuidar cada día, para firmar este post.

HLorena.

¿Merece la pena?

«Merece la pena» es una frase hecha, que utilizamos mucho y que dice aún más.

Desde mi punto de vista siempre debe merecer la pena, siempre debemos buscar el motivo por el que aceptamos el malestar que conlleva cada elección.

Esto es totalmente necesario para adaptarnos a la sociedad en la que nos toca vivir, incluso a la vida, vivamos donde vivamos, con independencia de tiempo, lugar o circunstancia. Porque lo realmente importante es cargar de sentido vital nuestras decisiones y esto es atemporal, va implícito en la propia existencia, inherente en cada uno de nosotros, porque nadie esquiva el sufrimiento durante toda la vida, así que si hay que pasarlo mal, al menos que sea por algo.

¿Quién dijo que para tener una vida plena necesitamos ser felices siempre?, es más, ¿es posible ser feliz sin sufrir? Parece una contradicción en si mismo, pero seamos prácticos.

Imposible resulta no sufrir ante una pérdida de algo o alguien querido, de hecho, suele ser proporcional nuestro sufrimiento, a lo importante que era en nuestra vida, por eso me pregunto ¿no merece el sufrimiento, lo vivido? 

Yo elijo sufrir ante la pérdida, por ello vivo plenamente, sin cortapisas, para evitar un posible sufrimiento, sé que a medida que pasa el tiempo y más lazos uno, mayores son las oportunidades de sufrimiento a las que me expongo, y compensa, al menos, yo no estoy dispuesta a dejar de vivir por miedo a sufrir.

Funciona como dos caras de una moneda, tú decides si quieres las dos, o ninguna, ellas siempre van unidas, y ahí esta el verdadero valor de una vida plena, en el mayor número de “monedas” que te atreves a incluir en tu vida, con su cara de bienestar y de malestar.
¿Tu evitas…?, ¿qué coste tiene esto en tu vida?

¡Gracias!

Hace un año escribí esto, pensando en los alumnos que tenía en ese momento, ellos, decidieron no sólo recoger mis mensajes, sino que me despidieron con una botella llena de los suyos, es indescriptible lo emocionante que resulta recibir tanto sin esperarlo, así que aún me deja con esta cara 😊😊😊😊😊😊😃😃😃😃 recordarlo, por eso me apetecía compartido en el blog.

¡Ojalá resulte interesante!

MENSAJES EN BOTELLAS…

A lo largo de la vida son muchos los profesores que conocemos y van dejando en tu proceso de vida sensaciones, frases e ideas que a veces tardas tiempo en valorar.

No hace mucho uno de ellos me insistió en que las claves para ser buen profesional son formarte, trabajar, seguir formándote, aplicar lo aprendido, seguir formándote, investigar, aprender, descubrir y finalmente enseñar.

Insistía mucho en esta última parte, la de enseñar, comentaba que ningún sentido tendría lo que nosotros avanzamos como profesionales sino tenemos la generosidad de compartirlo con otros, que eso haría que la sociedad continuase avanzando y aprendiendo gracias a todo lo que vamos procesando individualmente y luego transmitimos y que no hacerlo es un acto de egoísmo que nos llevaría a fracasar como sociedad y como profesionales.

Ahora más que nunca entiendo sus palabras.

Es cierto que esto me marco ya desde aquel momento, y decidí lanzar mediante reflexiones, ideas, artículos, charlas… todo lo que voy aprendiendo de mi profesión y de la vida.

Siempre tengo la sensación de “lanzar botellas al mar con mensajes dentro”, que pueden o no llegar a ser descubiertos.

En una sociedad en la que estamos sobreinformados hay que elegir qué información o lectura consumimos, así que en la mayoría de los casos, tu regalas lo que crees que puede ser útil para otro sin que ni siquiera sepas si será recogido, valorado y puesto en práctica, pero eso ya no depende de mi.

Siendo coherente con mis principios y dejando a un lado el ego, asumo que la importancia de mis intenciones no tiene que estar directamente relacionada con sus consecuencias y por ello lanzo lo que sé sin tener en cuenta su repercusión, sin poder valorar de una forma objetiva si he transmitido lo que pretendía.

Cuido mucho lo que transmito, porque otra de mis máximas es, “que la gente no piense como yo, para mi lo importante es ¡que piense!” y a veces podemos caer en lanzar doctrinas para la vida como si de 2 más 2 se tratase la respuesta, pero esa es simplemente mi respuesta y lo es sólo aquí y ahora, con lo que sé en este momento.

Limitarme a opinar como si de algo objetivo se tratase supondría lanzar una botella con caducidad temprana, porque la continua evolución nos hace pensar de forma distinta según va avanzando el tiempo, y sino es así, mal vamos, sino flexibilizas y te adaptas a tiempos cambiantes generas resistencias, que suponen más problema para ti que el propio cambio que se produce y se escapa de tus manos.

Se ha presentado ante mi el reto de dar clase de forma reglada, lo he asumido con mucho entusiasmo y más responsabilidad, mi labor consiste en formar a futuros trabajadores de equipos de intervención con personas con discapacidad.

Mi intención es aunar lo que se de forma teórica, lo que puedo aprender y mezclarlo con una gran dosis de todo lo que he aprendido como profesional trabajando con ellos, todo ello sin adoctrinar y motivando a personas a trabajar con rigor, entusiasmo y con criterio propio ¡Reto personal!

Por primera vez tengo la oportunidad ante mi de examinarme después de «lanzar mis botellas» y digo examinarme porque para mi era un reto lograr que todos ellos, cada uno a su manera y según sus capacidades aprovechase su potencial y se entusiasme para seguir creando su propia forma de afrontar la vida y el trabajo.

Hace poco tiempo también, una amiga mía me comentó que había estado en una charla sobre educación y un ponente insistía en que tenemos que cambiar el sistema educativo «bulímico» que tenemos actualmente, en el que nos limitamos a empacharnos de información, vomitarla en el examen y olvidarla.

Este reto ha pasado a ser otra de mis prioridades, en cuanto lo que este en mi mano, por eso prohibí a todos mis alumnos “vomitar” en mi examen, tras las risas lógicas y la explicación pertinente, nadie ha respondido hoy lo mismo que otro en ninguna de las preguntas, nadie ha puesto lo que dicen los apuntes, ni lo que digo yo, todos han escrito lo que han asimilado después de la información recibida por diferentes canales y de diferentes formas y para mi orgullo, todos han aprobado y en su mayoría con muy buena nota, ahora me queda adaptarme a la forma de aprender de los que han sacado menos para no desperdiciar su potencial en una forma rígida y errónea de enseñar.

¡Si algo no funciona cambia, y si funciona manténlo y a ser posible mejóralo!

Me apetecía compartir con vosotros mi experiencia, y aprovechar para agradecer las emociones que me hacen experimentar cada uno de los que ha recogido alguna de “mis botellas” ha leído el mensaje y lo ha hecho suyo a su manera.

También quiero agradecer a todas las personas que comparten lo que saben, con la única intención de regalar lo único que es solo suyo, ¡sus ideas!

También esto pasará…

También esto pasará…
Un libro que me ha acompañado durante las vacaciones, uno de los que llegan a tus manos para agradecer tu trabajo, que recibes sorprendida y muy agradecida, y después de compartir con él, sonrisas, lágrimas y alguna que otra carcajada lo estoy aún más.
Con el me doy cuenta que esta es una de las frases de autoconsuelo que intentó aplicarme a mí misma y que descubro siempre, tristemente como la protagonista del libro, que no es cierto, que hay dolores que se apaciguan, pero no se van, pasan a ser una sombra que te acompaña en silencio, que incluso es capaz de esconderse muy cortésmente para dejarte disfrutar de lo que la vida te presenta, pero que sigue ahí, a tu lado, en silencio, observando, cómo quien te reta para ver el tiempo que eres capaz de mantener el tipo y vivir como si no existiese, como si nunca te hubieses fundido con el, como si más que un traje fuese parte de tu piel, y es que hay penas que son y serán siempre un compañero de viaje incomodo, un traje que hace tiempo que no quieres usar, incluso que ya no te sienta ni bien, pero que te hicieron a medida y lo sabe, así que siempre lo tendrás en tu fondo de armario, recordándote el día en el que te lo pusisteis por primera vez, como tantos otros vestidos que marcan momentos alegres, pero que se dejan guardar en el armario de la habitación de invitados sin rechistar.
Aún así, mi mente sigue diciéndome, como una amigo de los que me conocen mucho y me quieren más… «tranquila Lore, también esto pasará…» Pero un pensamiento, sólo es un pensamiento… Que me acompaña, pero no decide, que puede vestirme de fiesta, pero soy yo quien decide si baila!