Culpabilizar a la víctima
Os dejo el último artículo que he escrito, es una reflexión sobre el caso de «La Manada»
¡Gracias!
Hace un año escribí esto, pensando en los alumnos que tenía en ese momento, ellos, decidieron no sólo recoger mis mensajes, sino que me despidieron con una botella llena de los suyos, es indescriptible lo emocionante que resulta recibir tanto sin esperarlo, así que aún me deja con esta cara 😊😊😊😊😊😊😃😃😃😃 recordarlo, por eso me apetecía compartido en el blog.
¡Ojalá resulte interesante!
MENSAJES EN BOTELLAS…
A lo largo de la vida son muchos los profesores que conocemos y van dejando en tu proceso de vida sensaciones, frases e ideas que a veces tardas tiempo en valorar.
No hace mucho uno de ellos me insistió en que las claves para ser buen profesional son formarte, trabajar, seguir formándote, aplicar lo aprendido, seguir formándote, investigar, aprender, descubrir y finalmente enseñar.
Insistía mucho en esta última parte, la de enseñar, comentaba que ningún sentido tendría lo que nosotros avanzamos como profesionales sino tenemos la generosidad de compartirlo con otros, que eso haría que la sociedad continuase avanzando y aprendiendo gracias a todo lo que vamos procesando individualmente y luego transmitimos y que no hacerlo es un acto de egoísmo que nos llevaría a fracasar como sociedad y como profesionales.
Ahora más que nunca entiendo sus palabras.
Es cierto que esto me marco ya desde aquel momento, y decidí lanzar mediante reflexiones, ideas, artículos, charlas… todo lo que voy aprendiendo de mi profesión y de la vida.
Siempre tengo la sensación de “lanzar botellas al mar con mensajes dentro”, que pueden o no llegar a ser descubiertos.
En una sociedad en la que estamos sobreinformados hay que elegir qué información o lectura consumimos, así que en la mayoría de los casos, tu regalas lo que crees que puede ser útil para otro sin que ni siquiera sepas si será recogido, valorado y puesto en práctica, pero eso ya no depende de mi.
Siendo coherente con mis principios y dejando a un lado el ego, asumo que la importancia de mis intenciones no tiene que estar directamente relacionada con sus consecuencias y por ello lanzo lo que sé sin tener en cuenta su repercusión, sin poder valorar de una forma objetiva si he transmitido lo que pretendía.
Cuido mucho lo que transmito, porque otra de mis máximas es, “que la gente no piense como yo, para mi lo importante es ¡que piense!” y a veces podemos caer en lanzar doctrinas para la vida como si de 2 más 2 se tratase la respuesta, pero esa es simplemente mi respuesta y lo es sólo aquí y ahora, con lo que sé en este momento.
Limitarme a opinar como si de algo objetivo se tratase supondría lanzar una botella con caducidad temprana, porque la continua evolución nos hace pensar de forma distinta según va avanzando el tiempo, y sino es así, mal vamos, sino flexibilizas y te adaptas a tiempos cambiantes generas resistencias, que suponen más problema para ti que el propio cambio que se produce y se escapa de tus manos.
Se ha presentado ante mi el reto de dar clase de forma reglada, lo he asumido con mucho entusiasmo y más responsabilidad, mi labor consiste en formar a futuros trabajadores de equipos de intervención con personas con discapacidad.
Mi intención es aunar lo que se de forma teórica, lo que puedo aprender y mezclarlo con una gran dosis de todo lo que he aprendido como profesional trabajando con ellos, todo ello sin adoctrinar y motivando a personas a trabajar con rigor, entusiasmo y con criterio propio ¡Reto personal!
Por primera vez tengo la oportunidad ante mi de examinarme después de «lanzar mis botellas» y digo examinarme porque para mi era un reto lograr que todos ellos, cada uno a su manera y según sus capacidades aprovechase su potencial y se entusiasme para seguir creando su propia forma de afrontar la vida y el trabajo.
Hace poco tiempo también, una amiga mía me comentó que había estado en una charla sobre educación y un ponente insistía en que tenemos que cambiar el sistema educativo «bulímico» que tenemos actualmente, en el que nos limitamos a empacharnos de información, vomitarla en el examen y olvidarla.
Este reto ha pasado a ser otra de mis prioridades, en cuanto lo que este en mi mano, por eso prohibí a todos mis alumnos “vomitar” en mi examen, tras las risas lógicas y la explicación pertinente, nadie ha respondido hoy lo mismo que otro en ninguna de las preguntas, nadie ha puesto lo que dicen los apuntes, ni lo que digo yo, todos han escrito lo que han asimilado después de la información recibida por diferentes canales y de diferentes formas y para mi orgullo, todos han aprobado y en su mayoría con muy buena nota, ahora me queda adaptarme a la forma de aprender de los que han sacado menos para no desperdiciar su potencial en una forma rígida y errónea de enseñar.
¡Si algo no funciona cambia, y si funciona manténlo y a ser posible mejóralo!
Me apetecía compartir con vosotros mi experiencia, y aprovechar para agradecer las emociones que me hacen experimentar cada uno de los que ha recogido alguna de “mis botellas” ha leído el mensaje y lo ha hecho suyo a su manera.
También quiero agradecer a todas las personas que comparten lo que saben, con la única intención de regalar lo único que es solo suyo, ¡sus ideas!
Pirámide del aprendizaje
Dar clase me trae muchas satisfacciones, poder compartir con los demás aquello que se, y motivarme para continuar formándome y aprendiendo de mis alumnos es muy gratificante, después la vida me da regalos como ver que no solo aprenden de mi, sino que mejorar lo que les doy.
Como con esta idea genial, que tuvieron unos de mis alumnos para transformar este artículo en una pirámide que muestra cómo debemos ir subiendo peldaños para poder aprender y pasar al siguiente.
¡Prometí compartir en mi blog, su esfuerzo y aquí está!
Legitimando el error
Llevaba tiempo pensando en escribir sobre esto, pero dar clase ademas de atender el despacho me consumía demasiado tiempo, así que ahora que llega el verano y cuento con más tiempo libre trataré de poner al día el blog y seguir aportando contenidos con mayor asiduidad.
Para empezar, os dejo lo último que he escrito para Siquia, con la intención de reflexionar sobre las exigencias sociales que nos impone la sociedad, en búsqueda del éxito.Legitimando el error